Reseña de «pichis» en revista «turia»

Por Ricardo Díez

https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/distopia-milagrosa

Martín Lasalt (Montevideo, 1977) es uno de los narradores con mayor proyección de su generación, habiendo recibido ya varias distinciones nacionales relevantes. Es autor de las novelas La entrada al Paraíso (2015), Pichis (2016), La subversión de la lluvia (2017) y el volumen de cuentos Un odio cansado (2019). Ha colaborado en volúmenes colectivos y antologías como 8cho & 8cho (2014), 13 que cuentan (2016), 25/40 Narradores de la Banda Oriental (2018), Las historias que Fressia no contó (2018). En 2020 fue premiado con una beca a la creación artística del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay para trabajar en su próxima novela, de la que esperamos poder dar pronta noticia.

Después de que en 2019 sus obras cruzaran el Río de la Plata y el Atlántico por primera vez, para editarse en Argentina y en Francia, este 2022 arriba a tierras valencianas de la mano de la editorial ‘Tiempo de papel ediciones’ con la que fuera su segunda novela Pichis. Lasalt narra sus historias desde un prosa que llega al lector ágil y liviana, se acerca a las sensaciones del momento para revelarlas, se detiene en los pensamientos, en las ideas y hasta en las grietas de la lógica y lo cabal, en las que sus personajes hacen incursiones de apnea, abriendo el pecho al reto del abismo. Los protagonistas de sus novelas —y esta no es una excepción— son vidas alejadas del canon moderno del éxito, son corrientes de voluntad a la sombra de un destino que no entrega el deseado amparo. Y, es que, si entendemos por certidumbre lo que prevemos puede pasar y por milagro aquello que no cabía plantearse como el “resultado lógico de los acontecimientos”, Pichis nos presenta los milagrosos episodios de dos parias (dos pichis, que es una forma despectiva de designar a las personas sin hogar en esas tierras rioplatenses) en su diáspora por una miseria asumida y —por ello y en algunos momentos— invisible a sus propios ojos.

El Cholo y la Chola deambulan por la gran ciudad hurgando en los desechos cotidianos, en la irrealidad, en la esencia de nuestra sociedad como antítesis reveladora de nuestra naturaleza, al tiempo que su distopía milagrosa (por incierta y por su velado homenaje al realismo mágico) también se mezcla con el realismo más descarnado. Estos vagabundos no esperan a Godot, de hecho no esperan sino encontrar algo (cualquier cosa) que les alivie del peso del instante, satisfaciendo el hambre de todo, la ignorancia de todo, la carencia oceánica en la que naufragan y para la que no hay más sol que el calor indulgente de su autocompasión y —a veces— de la complicidad con ese otro pichi con el que se comparte la suerte nefanda.

Montevideo es el personaje silente, se muestra como un Gobi en el que no se ha de hallar provisión alguna, ni refugio, ni salida triunfal. Pero en el infierno también hay belleza, hay amor, hay una luna rebosante de magia. Lasalt tampoco priva a sus desdichados pichis del placer de sentir esa grandeza de nuestra condición humana que se nos revela con el breve fulgor de alguna dicha que, aunque sea pasajera, nos colma de agrado como, sin duda, lo hace esta obra sorprendente e ingeniosa con la que podemos acercarnos a las letras uruguayas y que obtuvo una mención especial del Ministerio de Educación y Cultura del Uruguay en el año 2018.

Martín Lasalt, Pichis, Tiempo de papel, 2022.

Escrito en Sólo Digital Turia por 

Ricardo Díez

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Comentario de Jairo Rojas sobre «Pichis»

https://unardoble.blogspot.com/2019/05/martin-lasalt-o-la-risa-desde-el-margen.html?fbclid=IwAR0EO2n3CWfMSo4QqZ9jxdHMFCkGydcOCehutbiqwXC8ABov7oVgWsTB0yo

Comentario de Jairo Rojas, sobre mi novela «Pichis»

El primer párrafo de la novela “Pichis” (2016) de Martín Lasalt, se puede leer como la praxis de una poética. Dos “pichis”, El Cholo y la Chola, encuentran una cabeza en un contenedor de basura, entre el susto y la fascinación se la llevan a su rancho y justo a medianoche la cabeza habla y da una instrucción: “Que los justos vayan a lugares altos”.  El relato que se desarrolla luego son las peripecias de esta pareja al querer cumplir las palabras que la cabeza ha dicho y también diversos episodios que un Pichi, o persona que vive en situación de calle, debe solventar para su cruenta sobrevivencia. Pero no estamos ante una predecible mirada realista de unas vidas malogradas, sino que Lasalt dispone de una atmosfera donde realismo y absurdo no se repelen, sino que forman una inesperada unidad. Estamos ante un cuerpo textual que acepta en proporciones equilibradas el drama y la risa. Sí, porque una parte de Pichis hace reír, pero sin que las situaciones lleguen a ser evasivas. Al contrario, está novela más allá de ilustrar situaciones delirantes también habla de una sociedad, remarcando con sus protagonistas los síntomas de una colectividad con fallos a resolver. Y ahí es dónde está su mayor logro porque supera la prescripción de los géneros literarios, su tono y sus efectos al incluir en el mismo plano lo más crudo de una realidad social y lo fantástico tan propio del campo de la ficción.

El humor en literatura es un viejo y difícil recurso de acercarse a temas delicados que a veces, como en Pichis, se dispara entre la seriedad o la dignidad ridícula con que afrontan los personajes su forma de ser y de mirar los avatares de la trama y el cómo nos lo escriben y leemos. En Pichis hay una suerte de humor crítico que curiosamente se incorpora a nuestra mirada y nos ayuda a entender el mundo desde un punto de vista más irreverente y lúcido. En este sentido, lo que se narra en esta novela es una forma de realismo pues deforma una situación para hacerla absurda y risible, pero, aún más, visible. El mundo ni la vida se someten estrictamente a las leyes lógicas y por ello el humor es una forma de explicar el absurdo del mundo. Habría que recordar al poeta argentino Leonidas Lamborghini quien siempre decía: “Empieza la risa, empieza la tragedia”.

La prosa de Pichis oscila entre los rasgos que conocemos de una vida marginal signada por el hambre, la invisibilidad o la visibildad como sospecha y/o rechazo, la incomunicación, la violencia y también con pasajes donde hay una cabeza cercenada que habla, una Montevideo sin humanos, un barrio que vuela gracias a la música o la aparición del diablo que juega con la vulnerabilidad de los personajes protagonistas. Su propuesta es un difícil y ambicioso punto medio que nos recuerda el espejo que no queremos ver a la par que nos abre la puerta a mundos posibles que la buena literatura sabe ofrecer.

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ENTREGA DEL PREMIO NARRADORES DE LA BANDA ORIENTAL, NOVELA «LA ENTRADA AL PARAÍSO»

diploma, medalla, certificado, el sábado pasado, 29 de agosto de 2015, fue la entrega del premio Narradores dela Banda Oriental en la ciudad de Lavalleja, y el día, de principio a fin, en la casa de Andrea, de Carmen, en la intendencia, con las palabras de Oscar Brando, las hijas de Morosoli, la buena onda de toda la gente de Minas, de la fundación Lolita Rubial y de la gente de la editorial, y mi flia, y la gente del taller, que son los genios más grandes del mundo, y el asado, y la luna llena, fueron puros puntos altos.

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